La pasada colección A/W 2013-2014 tampoco dejó indiferente a nadie. Dolce & Gabbana, vistió a la mujer, con prendas casi sacadas de los frescos y mosaicos de cualquier catedral italiana. Los vestidos joya en colores alegres, los trajes de falda y los encajes protagonizaban la colección, junto con los espectaculares zapatos, las coronas y los cinturones corsé.
Mis pasarelas, por excelencia, siempre han sido la de Milán y París respectivamente. París empieza hoy pero Milán no me dejó de sorprender un año más. Debo reconocer que este año las he seguido más bien poco. Lo básico a través de cuentas de Instagram aunque algún vídeo de David Delfín, Juanjo Oliva y Ailanto sí que he visto, lo reconozco. De Milán, como siempre, me ha encantado Dolce & Gabbana. Y así lleva haciéndolo un par de colecciones atrás. Creo que fue hace dos años, si no me equivoco, cuando Domenico Dolce y Stefano Gabbana sacaron a sus modelos como si de un ejército se tratase. Portando coronas llenas de piedras, zapatos planos o sandalias de plataforma muy compleja e historiada. Y el mini. O lo mini. Mini vestidos rojos, combinaciones de pantaloncito y blusa, bodys ceñidos al cuerpo, escotes de encaje y mucho acento al mar, y sobre todo a Sicilia. Un hiper estético ejército que defiende a ultranza los valores del sol, de la vida y del amor. Grandioso, ¿verdad?
Mientras sonaba "El hada de azúcar" de Tchaikovsky, emergía de una plataforma nevada, un árbol y una silla de estilo barroco. En el primer golpe de música, la primera modelo, salía a escena. "Érase una vez, en Sicilia..." Y así, es como empieza nuestro cuento de hadas donde se inspiraron los dos diseñadores para crear (otra) colección, a mi parecer, fantástica. En muchas de las piezas, encontramos cosidos con flores y animales, todos sacados de los cuentos de antaño. Una oda a Caperucita, versionada en su faceta más moderna, con capas de colores y formas. Desde la clásica caperuza roja de visón, hasta en su versión gris topo con lentejuelas en el frente. Evocan a los soldados de brillante armadura con las míticas cotas de malla, pero esta vez en dorado y llenas de brillos. Sudaderas abombadas con dibujos de cisnes y nenúfares, todos ellos combinados con pantaloncitos y zapato plano. Zapato plano, más botas altas por encima de la rodilla. Y si vemos algo de tacón, no muy alto, de tamaño normal. Soy partidaria de los tacones, estilizan las piernas de una mujer, pero donde esté una bailarina plana cómoda, ningún tacón es comparable. Y más si son las de Dolce & Gabanna. Bailarinas planas, T-Bar, de punta, con incrustaciones y de piel.
Los vestidos se caracterizan por ser muy minis, de corte recto y con muchas estampaciones; ya sean llaves de la Edad Media, búhos sacados del cuento de La Bella Durmiente, incluso lobos de Caperucita Roja. Vestidos de gasa vaporosa que lucen a través del movimiento. El corte de las mangas es francés para llevar por debajo unos manguitos cubiertos con cristales y pedrería brillante. La inspiración en Caperucita es brutal; capas de todos los colores y texturas, más bien tirando al oscuro, azul marino, granates, negros o grises con pelo tanto en la capucha, como al lado de los bolsillos. Los bolsos, carteras de mano pequeñas, sujetas por una simple cadena, sobres de colores arrugados, cajitas metálicas doradas de estilo barroco, llenas de piedras, y como no, los icónicos bolsos Dolce bag y Sicily en sus versiones más fantasiosas.
El desfile finalizó, como siempre, con un ejército de soldados de mini vestidos en plata y en negro, que simulaban ser caballeros de la Edad Media.
Creo que, sin duda, Dolce & Gabbana, llevan ya un par de temporadas sorprendiéndonos con sus colecciones. A mí por lo menos. Es la manera de vestir a la mujer, de ceñirla a una prenda de ropa. De colocarle una tiara dorada y que se sienta como una auténtica reina. Podría asegurar que, ha sido un desfile magnífico. Curioseando un rato en mi cuenta de Instagram, sigo a Stefano, el cual sube, más que a diario, fotos de sus inspiraciones para luego conseguir el acabado final. No me enrrollo más, os dejo con las fotos. No tienen desperdicio.




























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